chamBBabilon

Se me olvidaba deciros que la banda, que somos dos y no sé si a esto se le puede llamar banda, se llama chamBBabilon. Acabamos de sacar un disco y tenemos una página en myspace (maiespeis que decimos por aquí) En ella podreis ver y escuchar alguno de los temas de nuestro disco sin pagar, ni registrarse, ni gaitas de esas que tanto gustan en este eléctrico medio. Espero que os guste y vengáis a conocernos cuando actuemos por los alrededores. Gracias, majos.

SOY UN TÍO DE PALABRA

Yo soy un tío de palabra. Dije en mi último escrito, en esta libreta eléctrica, que prometía no mantenerla en silencio tanto tiempo como la última vez. Y lo he cumplido. Esta vez no ha estado tanto tiempo. Ha estado más.
Dicen por ahí que el hombre propone y Dios dispone. Y yo no sé si hay, o no, un Dios que dispone, pero si no es Él, otro será, porque yo sí que no soy. He intentado varias veces, después de un sinfín de tareas, viajes transoceánicos, enfermedades y actividades varias, me lo he propuesto, escribir algo para la libreta, pero no ha sido posible. A muchos les parecerá sencillo, te sientas un ratito delante del ordenador, una letrita detrás de otra, y listo. Yo no he podido juntar ni dos letras para vosotros. Por eso voy a explicar, ahora, cómo es que ha sido esto imposible.
Todo ha sido un cúmulo de circunstancias que han venido a formar un conglomerado informe, haciendo de todo punto imposible el análisis pormenorizado de las consecuencias que se derivan. Entendiendo como cosa poco probable la resolución rápida de un problema de enorme magnitud, tal y como el que nos ocupa, es decir, que en nada o en poco podría favorecernos el valor añadido de sabernos en poder de la razón última. Dicho esto, nada resulta más fácil que una clara exposición de las directrices, partiendo de la base de que de ningún modo se ha de caer en el desaliento cuando de homologar juicios se trata. Por tanto, si tuviéramos ocasión de contrastar aquellas opciones que, por descabelladas, hacen imposible la decisión y el juicio imparcial, ni por asomo sería posible el hacer conjeturas que a nada conducen dentro del normal discurrir de la problemática concreta. Es decir, que a tenor de lo dicho anteriormente, podría pensarse que, en conciencia, todo puede ser relativo, aún aquello que por intrínseco y metafísico pudiera escaparse a un estudio minucioso y completo del ente mismo. Sería pues la valoración, en su conjunto, del todo alentadora. Así, dentro de la línea de claridad meridiana que el presente escrito rezuma, se ha de decir que es innecesaria una aclaración posterior, ni cabe la duda ante argumentos de tanto peso como los aquí expuestos.
Esta es la explicación. Creo que ha quedado bastante claro. Yo todos los días oigo hablar así a unas cuantas personas de reputación intachable, con una formación académica, moral y social de tomo y lomo. Y se quedan tan anchos. Y nadie parece que se extrañe.
.

SIGO VIVO

SIGO VIVO
Sigo vivo. Doc y Fery también. De este largo silencio, solo la obra es culpable. Bueno, no del todo. Es verdad que, después de aquel duro invierno, de aquella nieve casi perpetua, la obra cobró de nuevo su vigor y protagonismo, y se me acabó aquel tiempo de relajo y escritura. Es verdad que volvimos a nuestra faena, como siempre, a nuestros afanes de obra, al imprevisto diario, a nuestras didácticas charlas, nuestros triples razonamientos. Ya sabéis cómo es nuestra obra y los que en ella hacemos vida. Pero no todo el tiempo se me fue en ella. Es que ahora, Doc y yo, tenemos una banda.
Todo nuestro tiempo libre, ha dejado de ser libre. Ahora es libre y musical. La banda se lo lleva todo. Nuestro tiempo y las pocas ganancias que la obra nos deja después de pagar impuestos, facturas, multas, recibos, revisiones, licencias, seguros, cuotas, altas, bajas, feas, gordas, hijas de puta y todas esas aportaciones con que nos sangran y exprimen las mil instituciones, ministerios, tesorerías, consejerías, delegaciones, secretarías, administraciones, gerencias, madrigueras, covachas, antros, leoneras, cuchitriles, pocilgas…No sé por qué, se me ha ido la cabeza en esta dirección.
Doc y yo tenemos una banda. No ha sido fácil. Formar una banda no es cosa de poca monta. Es bien difícil, cuando se vive en un pueblo como este, encontrar alguien que cante bien, alguien que toque la batería (el tambor, que llaman aquí), un local de ensayo y un número increíble de cables con los que enredarse. Pero todo está resuelto, majos. Doc y yo lo hacemos todo y ensayamos en mi cochera. Otros lo llamarían música de garaje, para nosotros es de cochera. Las grabaciones y videos, que pronto podréis ver en este bonito blog, son cosa de Fery. Ya sabéis, a Fery le apasiona el mundo de la música y también el de la imagen, así es que siempre está dispuesto a repetir tomas y grabaciones en busca de lo que, él entiende, más nos conviene y favorece.
Así, todo este proyecto, es como si de otra obra se tratara, solo que sin andamios ni peligrosos tropezones. Además aquí, los imprevistos, siempre son más llevaderos y divertidos que allá en la obra.
No esperamos hacernos ricos, ni famosos, ni que las mujeres griten y se tiren de los pelos mientras nosotros descargamos los bártulos de la clandestina por los garitos. No. Solo queremos hacerlo bien y cantar con esa triple filosofía que nos gastamos aquí. Con humildad y fe en lo que hacemos.
Entre la obra, y la banda, las voy a pasar canutas para que la libreta eléctrica siga viva, pero prometo no mantenerla en silencio tanto tiempo. Dicho queda. Haya salud y suerte para todos.

¡QUÉ BÁRBARO!

¡QUÉ BÁRBARO¡
Son marines americanos. ¡Jo! Qué bárbaro. Están en Haití, lo vi en la tele. Estaban allí, haciendo amigos entre la población de la isla. Dándoles una manta de palos porque querían coger comida, de la que se les pudre en el aeropuerto. Actos de pillaje dicen en la tele. Vándalos les llama la presentadora. Mi abuela los ve cobrar y les llama pobrecicos.
El de la porra es un marine. Un muchachote grande, americano e ignorante. Los marines no distinguen bien, solo obedecen. No distinguen una guerra de un cumpleaños, ni un enemigo de un pobre desgraciado Para ellos solidaridad es dar y dar, pero no les importa el qué. Ellos escuchan a su superior que dice: -A dar palos, que nos quitan la comida. Y ya puedes ponerte como quieras, que los palos te los dan. Pero, ¿no habían venido a ayudar? ¿Por qué unos muchachotes jóvenes y sanos, dan palos a diestro y siniestro a esos pobrecicos que llevan cinco días sin comer?
1-Porque las órdenes no se cuestionan.
2-Porque tienen el cerebro del tamaño de un garbanzo.
3-Porque han sido sometidos a un especial entrenamiento para poder estar especialmente entrenados.
Ya sé, esto es demasiado simple para nosotros, falta argumento en la frase, pero metida en un garbanzo es, prácticamente, una biblia. Y además a un marine no se le rechista, porque si tiene que repetir dos veces la frase esa de, especial entrenamiento para estar especialmente entrenado después de un especial entrenamiento, el garbanzo le entra en un bucle y, para salir de él, siempre acaba dándote de palos. -Pa pensar ya están los superiores.
Yo lo he visto en los telefilms americanos. Se arrastran por entre el lodo, lloviendo a mares, trepan, saltan, reptan, suben muros infranqueables, brincan como demonios entre neumáticos viejos(digo yo que serán viejos), son capaces de hacer un arma letal con un silbato y un chicle, no cogen catarro ni se les enfrían los pies, resisten más de tres minutos debajo del agua, si es con bombona mucho más, bueno, si es de butano no, pueden aguantar sin comer y bebiendo su propia orina, o la tuya, no sé cuantos días, muchos más que estos de Haití, si entra un marine con una escopeta de plástico y tapón de corcho en una habitación, da igual que dentro estés con otros quince armados hasta los dientes con metralletas y misiles tierra aire, os liquida a todos. Es un marine. Amiguito. Yo lo he visto, que después del durísimo entrenamiento, vuelven corriendo de una marcha de treinta quilómetros con las mochilas cargadas de piedras, y cantando.
¿Por qué en lugar de dar palos en Haití, no cargan sus mochilas de comida y se largan cantando a repartirla por esas calles impracticables para los camiones?

VIVIDORES

VIVIDORES
Quiero, antes que nada, pedir perdón por el vocabulario que en adelante, en este escrito, me veo obligado a utilizar. Puede ser malsonante, soez para algunos, de mal gusto para otros. A mí eso me da igual en este caso, pero quiero advertirlo, por si alguien quiere ahorrárselo. Tampoco el buen humor que tanto nos gusta tendrá cabida.
Haití se muere de hambre. Un terremoto, inevitable, los ha dejado sin lo poco que tenían. El hambre y la miseria son ahora palpables para el resto del mundo, ese mundo globalizado que tanto suena en boca de los incompetentes pesebreros que tenemos por gobernantes, aquí, en occidente. Televisión, radio, prensa, todos mostrando la increíble ola de solidaridad que invade el mundo. Toda una campaña de prensa para que, todos a una, echemos una mano a esos pobres desheredados de la tierra. Y todos acudimos, como no podía ser de otra manera. De todas partes del mundo acuden, además de equipos de búsqueda y equipos médicos, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, fuerzas de los ejércitos, personal cualificado y experto en catástrofes, asesores, consejeros, técnicos en logística, diplomáticos. A excepción de médicos y buscadores, todos los demás tienen un único objetivo, hacer llegar la comida y lo necesario a los desgraciados. El mundo se ha volcado en esta empresa. El mundo, la gente sencilla, las fábricas de comida, la farmacia, el voluntariado, ¡TODOS! Han respondido. Todos menos los expertos en catástrofes, los asesores, los consejeros, los técnicos en logística, los diplomáticos. Pues parece ser que no son capaces de organizar este caos. Parece ser que toda su preparación, todos sus estudios, toda su experiencia, toda esa voluntad de la que hacen gala, no sirve de nada. La comida no llega donde tenía que llegar. Las personas, hambrientas, empiezan a desbandarse. Cosa natural para cualquiera que haya pasado hambre de la de verdad, no para los que la han estudiado en la facultad. Cosa lógica para aquellos que, antes de la catástrofe, ya no tenían nada que perder, no para los que papá hizo de mecenas. Después de años de estudio, simulacros televisados y conferencias duerme burras, no son capaces de organizar la puta realidad. Solo son capaces de rechazar a palo limpio a una gente hambrienta, que quiere coger la comida que otros hemos dado para ellos, no para que se pudra por la incompetencia de estos hijos de puta.
Sí organizan, requetebién, las conexiones para las televisiones, justo en punto, cuando la señorita desde Madrid les da paso, desde el punto de la ciudad que se desee. También para Miami, Washington, Los Ángeles, Nueva york, Bruselas, Berlín, Roma, Ámsterdam, Paris, Londres, Pekín, Tokio, etc, etc, etc, etc, etc ¿Algún etcétera más? Una legión de reporteros y reporteras bien limpitos, sin cara de pasar hambre en todos estos días. ¿Por dónde se mueven estos intrépidos periodistas? ¿Por las mismas calles por las que no se puede llevar la comida? QUE SE LA DEN A ELLOS, ¡COJONES! QUE LA REPARTAN La comida no llega. Las televisiones sí. Es un derecho que tenemos, estar informados, no podemos renunciar a él.
Sí, puede llegar en unas horas el avión que transporta a cualquier cabrón en campaña de prestigio y liderazgo mundial.-Se hará lo indecible para ayudar al pueblo haitiano, lo dice serio/a, trascendental, riguroso/a, muy afectado. No se percibe en su rostro, ni en sus palabras, el más leve indicio de la insultante incompetencia que es toda su miserable persona y vida.
Colocamos un robot en Marte sin que se rompa. ¡Qué vergüenza!
-No hay infraestructuras. Esto es el caos. El aeropuerto está colapsado. Los cadáveres se amontonan. La comida se pudre en los almacenes mientras la gente se muere. ¿Y no hay ningún mal nacido de estos que reaccione como lo hacen los hombres de verdad?
Yo no soy diplomático de carrera ni tengo conocimientos en logística. Nunca estudié en una escuela que estuviera a más de diez quilómetros de mi casa. No me considero experto, ni autoridad en ninguna materia. Me paso la vida en una obra con sus mejores y peores momentos. Escribo tonterías en mi tiempo libre. Canto, a veces, en la ducha. Intento vivir y dejar vivir a los demás, me gusta ser correcto y educado. Sin embargo, con toda humildad, aseguro desde aquí que; si me hubiera tocado a mí, o a otro paisano que se vista por los pies, gestionar esta catástrofe, ignorante y torpe como soy:
Desde Miami (por ejemplo), con unos cuantos aviones militares de carga, con mucho menos gasto que bombardear de cabo a rabo una ciudad como Bagdad, sin colapsar ningún aeropuerto, con mucho menos dinero del que ha costado mover a tanto patán, sin tanta tele, ni campaña de prensa;
EN VEINTICUATRO HORAS, SEPULTO PUERTO PRÍNCIPE BAJO UN MANTO DE POLLOS ASADOS, PAN, AGUA, SALCHICHAS, MANZANAS, JAMÓN DE PAVO, DONUTS, PLÁTANOS, CHOCOLATE, BOTIQUINES DE CAMPAÑA, LINTERNAS, PICOS, PALAS, CUERDAS, SACOS, CLAVOS, MANTAS, CAMISETAS, CALZONCILLOS, FOLLETOS DE PRIMEROS AUXILIOS, PASTILLAS PARA EL ARDOR Y POSTALES DEL NIÑO JESUS.
¡SIN UN PUTO MEA PILAS ORGANIZADOR DE ESTOS ALLÁ ABAJO!
No soy experto, no tengo ningún máster en organización y gestión de situaciones críticas. Yo solo soy un paisano que sabe muy bien qué es lo que necesita esa pobre gente y que estoy dispuesto a ayudarles sin salir en ninguna foto. No necesita televisión, no necesita que yo vea desde mi casa cuán puta es su situación. No necesita que yo corra hoy a ingresar un euro en una cuenta. No necesita que la diplomacia mundial se lave la cara convirtiendo su aeropuerto en un pudridero. Necesita que alguien, con más cerebro y menos protocolo, le lance comida. Que alguien, con más vergüenza y menos arrogancia, haga su puto trabajo, cumpla con su obligación y se gane la vida de privilegio que lleva.
Por eso yo, desde aquí, pregunto lo mismo que ese paisano de Haití, que se viste por los pies, a aquellos que transportan comida desde todas las partes del mundo para que se pudra donde yo me muero de hambre.
¿Para qué ha servido todo eso que decís saber? ¿Para qué tanto donativo y campaña? ¿Para qué tanta reunión y acuerdo? ¿Qué habéis hecho vosotros, los de los trajes caros, las dietas astronómicas, los sueldos vitalicios, los coches blindados, los despachos calentitos, los sillones de cuero, los viajes relámpago, los baluartes de la solidaridad, las buenas palabras, las promesas facilonas? ¿Para qué servís? Si cuando nos hacen falta esos conocimientos que decís tener, se muestra vuestra ignorancia. Si cuando necesitamos de vuestro poder, se muestra vuestra mediocridad. Si solo sabéis organizar bien dos cosas, el dinero, y las guerras.
¿QUÉ COJONES ESTÁIS HACIENDO, VIVIDORES HIJOS DE PUTA?