GRACIAS, JAIME.

No es conducta habitual en estos tiempos que alguien te sorprenda siendo generoso contigo. Ofreciéndote su esfuerzo y dedicación sin pedir nada a cambio. Es aún menos común que lo haga sin pretensiones, solo por simpatía, con humildad y sin afán de
protagonismo. Es una agradable sorpresa y un aliciente cuando la esperanza y el tesón de uno mismo están más cerca del abandono que de la lucha. Es un hermoso detalle que quiero agradecer sincéramente a Jaime, el autor de este trabajo. Gracias, Jaime, y haya salud y suerte para todos.
Aquí se puede ver su regalo.