LA BIBLIA DE LOS LOCOS SEGUNDA PARTE.

CAPÍTULO 3º

LAS TENTACIONES DE JESÚS.
“Luego el Espíritu llevó a Jesús al desierto para ser tentado por el diablo. Y después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, al final tuvo hambre.”
Así, recién bautizado, sin tiempo ni para pensárselo, se ve Jesús en el desierto. Allí le anduvo el demonio buscando las vueltas al bueno de Jesús, pero nada pudo. Esto son cosas del Señor Dios. Llevar a su hijo amado, su predilecto, al desierto para ser tentado. Dice que después de cuarenta días de ayuno, al final tuvo hambre. Y ¿qué esperaba? Lo que no sé es como siguió hablándose con su padre después de cabronada semejante. Cuarenta días sin un triste saltamontes con miel que llevarse a la boca y seguir vivo, otro milagro. El Señor Dios tiene un camino, un estilo propio para componer sus designios. Le gustan estas cosas y no voy a llegar yo, dos mil años más tarde, a ponerlas en tela de juicio. Siempre le han gustado, desde el principio de los tiempos nos ha colocado episodios de este tipo, Él, o los que se apuntaron a escribir esto que tengo entre las manos. Por ejemplo: Le gusta el número cuarenta. Es más, yo diría que es su número favorito.
En el diluvio, ¿cuántos días estuvo lloviendo con las compuertas del cielo abiertas? Cuarenta, sí señor.
Moisés, ¿cuántos días estuvo con el Señor Dios sin bajar del monte Sinaí? Cuarenta, otra vez.
Israel, pueblo elegido, ¿Cuántos años vagó por el desierto comiéndose el maná famoso? Exactamente, cuarenta.
La mujer, según se dijo en este libro, después de dar a luz a un barón será impura por siete días y continuará purificando su sangre treinta y tres días más, que sumados a los siete anteriores nos da, ¿qué cifra? Cuarenta que te casco.
El ayuno de Jesús, ¿cuántos días nos ha durado? Cuarenta, justos y clavados.
Alí Babá, ¿de cuántos ladrones hablamos? Ni más ni menos que cuarenta. Ya sé, no tiene nada que ver con la biblia.
Son enigmas, números mágicos con mensajes cifrados, o descifrados, yo qué sé. El que tenga interés que indague sobre el número cuarenta, u otros que también aparecen con frecuencia en este libro. También es curioso cómo, a lo largo del mucho tiempo que transcurre en este sagrado libro, de los personajes que van y vienen con sus cuitas y gazapos, se nos cuentan sus ascendientes y descendientes, su concepción milagrosa o no, su edad, sus mujeres y concubinas, las cabras que tenían, de todo, sin embargo con el demonio, que sigue siendo el mismo de la primera página, en ningún caso se ha perdido un momento para darnos algún dato más sobre él. Solo que se ha pasado la historia toda maquinando tentaciones, que se le da bien, porque es hoy el día que las sigue fabricando y cada día de más calidad, más elaboradas. Que yo las he tenido y visto que ni contarlas puedo.
JESÚS LLEGA A GALILEA.
“Jesús, impulsado por el espíritu, regresó a Galilea, y su fama se extendió por toda la comarca.”
Impulsado por el espíritu. Dicho así, más que una paloma, parece que regresó a Galilea en una moto Vespa.
JESÚS, RECHAZADO EN NAZARET.
Aquí, en la sinagoga de Nazaret, fue donde Jesús empezó a decir verdades, con el peligro que acarrean estas cosas entre los judíos de la época. Esta fue la primera:
“Ningún profeta es bien recibido en su tierra”
La broma casi le cuesta la piel, que se lo llevaron a la cima del monte donde estaba edificada la ciudad con intención de despeñarlo, digo yo que por hacer cierta la máxima que tan alegremente había expuesto. Sin embargo la cosa se quedó en susto, porque dice el libro: “Pero Jesús pasó por en medio de todos y se fue” Esto podría considerarse el primero de sus milagros. Que la muchedumbre esta, famosa por su afición a las lapidaciones y masacres, se quede paralizada mientras el faltón se vuelve a su casa sin despeinarse, está muy cerca de lo milagroso. Muy cerca.
CURA A UN ENDEMONIADO.
Aquí el asunto ya se escapa al común entendimiento. Porque no sabemos lo que entonces entendían por endemoniado. Hoy en día este trabajo lo resuelven un montón de sicopedagogos y especialistas en trastornos antisociales de la conducta. Hay todo un arsenal de sabiondos, sabelotodo dispuestos a desmantelarle el cerebro y volvérselo a montar al primer síntoma del desgraciado. Un minucioso examen de su comportamiento lleva a estos especialistas a descubrir sin ningún género de duda la causa de las dolencias mentales del paciente. Así puede darse el caso de que todo provenga de vivencias o traumas de su infancia y juventud. Hay que tener mucho cuidado con los niños porque el día de mañana puedes tener en casa un monstruo sicópata. Por eso hoy en día se permite a los niños hacer cualquier estupidez que se les antoje, para que no se traumaticen y se conviertan en monstruos mañana, es mejor que sean monstruos ya, desde la infancia. Acabada la terapia uno se queda peor que cuando la empezó, pero con un montón de trucos, recursos y pastillas para que no se note. Nada que ver con un milagro.
JESÚS CURA A LA SUEGRA DE PEDRO Y A OTROS MUCHOS.
Lo mismo da que sean fiebres, que cualquier otra dolencia, que a todos imponía las manos y los sanaba. De ellos salía la enfermedad y los demonios si los hubiere, y en este caso es fácil que los hubiera por tratarse de una suegra, que todos sabemos cuán dados son los demonios a intervenir en ellas. Dice el libro que los demonios salían gritando:”Tú eres el hijo de Dios” y él los mandaba callar. Yo he visto casos en los que quien grita es directamente la suegra, sin demonios. Este hombre pasó a la historia por ser el hijo de Dios, que no es poca cosa, pero como médico también podría haber pasado. Ya no te digo si se hubiese dedicado a sacar demonios alojados en suegras. Yo tengo que reflexionar sobre este tema. Es increíble como esta intervención diabólica en las suegras se viene produciendo desde la antigüedad. ¿Por qué esta dolencia no se manifiesta en la mujer hasta que no se convierte en suegra? ¿O es que tienen un gen encubierto que se activa en cuanto se casa la descendencia? No sé. Tendré que investigarlo.
JESÚS RECORRE GALILEA.
“Debo anunciar también el reino de Dios a las demás ciudades, porque para esto he sido enviado. Y marchó a predicar en las sinagogas por toda galilea.”
Desde luego al que le toca en este libro llevar a cabo una misión, la que sea, lo mismo da como patriarca, que como profeta, que como mesías, ya puede preparar las sandalias, porque lo que es andar de un lugar a otro sin descanso, eso, lo tiene garantizado. Bien claro tenía Jesús que la campaña de propaganda era importante. Marketing lo llaman hoy.
JESÚS CURA A UN LEPROSO.
En cuestiones médicas no parece haber secretos para el Mesías. El los sana y ellos se marchan pregonando a voces el milagro, a pesar de que Jesús les pide que guarden silencio. Poco conocía Jesús al género humano si creía que después de sanar cómo sana, alguien se iba a quedar calladito. Sanar milagrosamente de una enfermedad y no poder airearlo a los cuatro vientos es peor que seguir enfermo. Así las cosas ya todo el mundo sabe de los prodigios y Jesús tiene que evitar las ciudades y tumultos.
“Andaba fuera de poblado, en lugares solitarios, y acudían a él de todas partes.”
CURA A UN PARALÍTICO.
Estando Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa, y se organizo un tumulto más que importante. Todos querían curación y consejo y ya no cabían. Entonces se presentaron cuatro trapecistas acompañando a un paralítico, pero no había manera de llegar al Mesías, así que ni cortos ni perezosos se subieron al tejado, hicieron un boquete donde estaba Jesús y por allí descolgaron al paralítico con su camilla. Jesús, viendo tanta fe le perdonó los pecados (yo creo que el paralítico venía a otra cosa). Podían haberse caído todos por el boquete abajo y entonces el milagro habría sido otro. Había entre la multitud allí reunida algunos maestros de la ley y se preguntaron:
” ¿Cómo habla así este? ¡Blasfema! ¿Quién puede perdonar los pecados sino solo Dios?”
No sé qué hacían en casa de Jesús estos señores con tantas ganas de pleito. Jesús, para que vieran que el hijo de Dios tiene poder para eso y para más, curó al paralítico, que salió de allí por su propio pie(a esto es a lo que venía el paralítico, creo yo), limpio de pecado y más contento que unas pascuas. No sabemos qué fue de la camilla ni quién reparó el agujero del tejado, porque en estas reuniones y jaranas, cuando se acaban, la gente se va cada uno a su casita y nadie quiere saber nada de los desperfectos causados.