VIVIDORES
Quiero, antes que nada, pedir perdón por el vocabulario que en adelante, en este escrito, me veo obligado a utilizar. Puede ser malsonante, soez para algunos, de mal gusto para otros. A mí eso me da igual en este caso, pero quiero advertirlo, por si alguien quiere ahorrárselo. Tampoco el buen humor que tanto nos gusta tendrá cabida.
Haití se muere de hambre. Un terremoto, inevitable, los ha dejado sin lo poco que tenían. El hambre y la miseria son ahora palpables para el resto del mundo, ese mundo globalizado que tanto suena en boca de los incompetentes pesebreros que tenemos por gobernantes, aquí, en occidente. Televisión, radio, prensa, todos mostrando la increíble ola de solidaridad que invade el mundo. Toda una campaña de prensa para que, todos a una, echemos una mano a esos pobres desheredados de la tierra. Y todos acudimos, como no podía ser de otra manera. De todas partes del mundo acuden, además de equipos de búsqueda y equipos médicos, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, fuerzas de los ejércitos, personal cualificado y experto en catástrofes, asesores, consejeros, técnicos en logística, diplomáticos. A excepción de médicos y buscadores, todos los demás tienen un único objetivo, hacer llegar la comida y lo necesario a los desgraciados. El mundo se ha volcado en esta empresa. El mundo, la gente sencilla, las fábricas de comida, la farmacia, el voluntariado, ¡TODOS! Han respondido. Todos menos los expertos en catástrofes, los asesores, los consejeros, los técnicos en logística, los diplomáticos. Pues parece ser que no son capaces de organizar este caos. Parece ser que toda su preparación, todos sus estudios, toda su experiencia, toda esa voluntad de la que hacen gala, no sirve de nada. La comida no llega donde tenía que llegar. Las personas, hambrientas, empiezan a desbandarse. Cosa natural para cualquiera que haya pasado hambre de la de verdad, no para los que la han estudiado en la facultad. Cosa lógica para aquellos que, antes de la catástrofe, ya no tenían nada que perder, no para los que papá hizo de mecenas. Después de años de estudio, simulacros televisados y conferencias duerme burras, no son capaces de organizar la puta realidad. Solo son capaces de rechazar a palo limpio a una gente hambrienta, que quiere coger la comida que otros hemos dado para ellos, no para que se pudra por la incompetencia de estos hijos de puta.
Sí organizan, requetebién, las conexiones para las televisiones, justo en punto, cuando la señorita desde Madrid les da paso, desde el punto de la ciudad que se desee. También para Miami, Washington, Los Ángeles, Nueva york, Bruselas, Berlín, Roma, Ámsterdam, Paris, Londres, Pekín, Tokio, etc, etc, etc, etc, etc ¿Algún etcétera más? Una legión de reporteros y reporteras bien limpitos, sin cara de pasar hambre en todos estos días. ¿Por dónde se mueven estos intrépidos periodistas? ¿Por las mismas calles por las que no se puede llevar la comida? QUE SE LA DEN A ELLOS, ¡COJONES! QUE LA REPARTAN La comida no llega. Las televisiones sí. Es un derecho que tenemos, estar informados, no podemos renunciar a él.
Sí, puede llegar en unas horas el avión que transporta a cualquier cabrón en campaña de prestigio y liderazgo mundial.-Se hará lo indecible para ayudar al pueblo haitiano, lo dice serio/a, trascendental, riguroso/a, muy afectado. No se percibe en su rostro, ni en sus palabras, el más leve indicio de la insultante incompetencia que es toda su miserable persona y vida.
Colocamos un robot en Marte sin que se rompa. ¡Qué vergüenza!
-No hay infraestructuras. Esto es el caos. El aeropuerto está colapsado. Los cadáveres se amontonan. La comida se pudre en los almacenes mientras la gente se muere. ¿Y no hay ningún mal nacido de estos que reaccione como lo hacen los hombres de verdad?
Yo no soy diplomático de carrera ni tengo conocimientos en logística. Nunca estudié en una escuela que estuviera a más de diez quilómetros de mi casa. No me considero experto, ni autoridad en ninguna materia. Me paso la vida en una obra con sus mejores y peores momentos. Escribo tonterías en mi tiempo libre. Canto, a veces, en la ducha. Intento vivir y dejar vivir a los demás, me gusta ser correcto y educado. Sin embargo, con toda humildad, aseguro desde aquí que; si me hubiera tocado a mí, o a otro paisano que se vista por los pies, gestionar esta catástrofe, ignorante y torpe como soy:
Desde Miami (por ejemplo), con unos cuantos aviones militares de carga, con mucho menos gasto que bombardear de cabo a rabo una ciudad como Bagdad, sin colapsar ningún aeropuerto, con mucho menos dinero del que ha costado mover a tanto patán, sin tanta tele, ni campaña de prensa;
EN VEINTICUATRO HORAS, SEPULTO PUERTO PRÍNCIPE BAJO UN MANTO DE POLLOS ASADOS, PAN, AGUA, SALCHICHAS, MANZANAS, JAMÓN DE PAVO, DONUTS, PLÁTANOS, CHOCOLATE, BOTIQUINES DE CAMPAÑA, LINTERNAS, PICOS, PALAS, CUERDAS, SACOS, CLAVOS, MANTAS, CAMISETAS, CALZONCILLOS, FOLLETOS DE PRIMEROS AUXILIOS, PASTILLAS PARA EL ARDOR Y POSTALES DEL NIÑO JESUS.
¡SIN UN PUTO MEA PILAS ORGANIZADOR DE ESTOS ALLÁ ABAJO!
No soy experto, no tengo ningún máster en organización y gestión de situaciones críticas. Yo solo soy un paisano que sabe muy bien qué es lo que necesita esa pobre gente y que estoy dispuesto a ayudarles sin salir en ninguna foto. No necesita televisión, no necesita que yo vea desde mi casa cuán puta es su situación. No necesita que yo corra hoy a ingresar un euro en una cuenta. No necesita que la diplomacia mundial se lave la cara convirtiendo su aeropuerto en un pudridero. Necesita que alguien, con más cerebro y menos protocolo, le lance comida. Que alguien, con más vergüenza y menos arrogancia, haga su puto trabajo, cumpla con su obligación y se gane la vida de privilegio que lleva.
Por eso yo, desde aquí, pregunto lo mismo que ese paisano de Haití, que se viste por los pies, a aquellos que transportan comida desde todas las partes del mundo para que se pudra donde yo me muero de hambre.
¿Para qué ha servido todo eso que decís saber? ¿Para qué tanto donativo y campaña? ¿Para qué tanta reunión y acuerdo? ¿Qué habéis hecho vosotros, los de los trajes caros, las dietas astronómicas, los sueldos vitalicios, los coches blindados, los despachos calentitos, los sillones de cuero, los viajes relámpago, los baluartes de la solidaridad, las buenas palabras, las promesas facilonas? ¿Para qué servís? Si cuando nos hacen falta esos conocimientos que decís tener, se muestra vuestra ignorancia. Si cuando necesitamos de vuestro poder, se muestra vuestra mediocridad. Si solo sabéis organizar bien dos cosas, el dinero, y las guerras.
¿QUÉ COJONES ESTÁIS HACIENDO, VIVIDORES HIJOS DE PUTA?
La puñetera verdad. Yo me harto a ver periodistas de todas las cadenas llegando a los sitios más insospechados y complicados de la ciudad, emiten sus conexiones en directo desde allí ¿por qué no son capaces de hacer llegar la comida hasta allí? El puerto está colapsado de gente que quiere salir de la isla y que no han recibido comida ni agua ¿tanto cuesta hacer llegar allí un cargamento de comida? ¿Tirar botellines de agua a diestro y siniestro desde lo alto de un furgón, cuando lo que tienes delante son 1.500 personas y sólo las 150 más cercanas se van a poder beneficiar, va a arreglar su problema?. Sólo ayer, por fin, vi llenarse el cielo de cajas de comida con un pequeño paracaídas, pero los aviones militares sólo las estaban tirando en una pequeña zona de la isla. Con todo lo que existe depositado en el aeropuerto, y la contínua llegada de más ¿no se puede cubrir la isla entera de comida?. Desde fuera me parece desesperante, no quiero ni pensar lo que eso supone dentro
No pidas perdón por el vocabulario que usas, está muy bien empleado y no hay otra forma de llamarlos.
La gestión es penosa y con el terremoto de hoy se le complican aún más las cosas a todas esas lumbreras.
Cada vez que leo este escrito sobre Haití más me gusta y de peor humor me pongo