YO TAMBIÉN SOY ESPAÑOL, PERO RARO

Yo nací aquí, en España. Me siento español porque no me parece razonable sentirme de otro lugar. Además creo que me sería bien difícil sentirme congoleño, polaco, o de Oklahoma. Es cierto que soy un español en la clandestinidad, de los que no tienen voz. Nadie hace ruido con mi opinión, no está de moda. Yo no vibro con “la roja”, pero sí quiero que gane. No me enorgullece eso que ahora llaman gestas, solo porque quien las realiza sea paisano, a veces me alegra, que no es lo mismo. Yo veo, cada día a mi alrededor, personas anónimas realizando auténticas gestas para salir adelante, pero sin televisión de por medio, ni honores. No defiendo lo español a ultranza, se llame como se llame. Soy un español raro en estos tiempos de fariseos bien pensantes.
No admiro a todos esos triunfadores que la prensa agasaja con sus elogios. No quiero escuchar esa canción de: Premios al esfuerzo, sacrificio, trabajo duro, trayectoria impecable, concedidos a ídolos de veinticinco años, solo porque se han llenado los bolsillos de plata, rápidamente. No querría que mis hijos los tuvieran por modelo. No querría que mis hijos soñaran con ser como ellos. No querría que mis hijos admirasen su conducta ni su trayectoria.
La persona que, haciendo lo que sea, tras duros entrenamientos, sacrificio, constancia, dedicación, renuncia y disciplina consigue el éxito, es admirable, cierto. Pero no es necesario que se haya forrado en el intento. También lo es, desde mi punto de vista más admirable aún, la persona que tras duros entrenamientos, sacrificio, constancia, dedicación, renuncia y disciplina a duras penas consigue llegar a fin de mes.
Yo no siento orgullo ni admiración por alguien que además de triunfar en su disciplina, en aquello que es su pasión, ganándose su bien merecido y más que generoso salario, recauda sin descanso por conceptos tales como vestirse con los trajes de Fulano, ponerse los relojes de Mengano, conducir los coches de Merengano, calzar las botas de Fuchingano, usar los calzoncillos de Perentano, beber los refrescos de Franquichano, ponerse la colonia de Pestisano, o limpiarse el culo con el papel de Cagasano. Yo no siento ningún orgullo ni admiración. Yo creo que es un avaro. A mí no me representa ni me emociona ningún avaro, haga lo que haga y se llama como se llame. Yo soy español, pero raro, y no quiero embajadores de esta calaña. Avaros, adornados por la prensa con un brillante barniz de humildad, sencillez y cercanía. Adornados con solidarias fundaciones.
“AVARICIA” se llama, aunque la vistan con honores y le concedan premios mediáticos y prostituidos.
Yo no querría que mis hijos admirasen a semejantes fulanos.

3 thoughts on “YO TAMBIÉN SOY ESPAÑOL, PERO RARO

  1. El esfuerzo, sea de quien sea, siempre es admirable.Cierto es que es más fácil sentirlo por los “ídolos” que nos meten por los ojos en los medios de comunicación. Yo dejaré que mis hijos sientan admiración por quien quieran ( posiblemente,Messi,Iniesta,LLorente,…todos de los que salen en la caja tonta) pero ya crecerán y tendrán criterio propio, como lo tenemos los demás,que también hemos sido pequeños. Me alegro muchísimo de que hayas escrito de nuevo tan rápido, aunque no sé si es buena idea….Los adictos al blog nos vamos a acostumbrar a esta asiduidad y aver quíen nos desengancha en tus épocas de letargo………

  2. Pues a mi me gustaría tener el tipo de Naomi Campbell, los morros de Angelina Jolie, llevar ropas como la Lady Gaga esa y un bolsillo y cuenta tan saneada como el portero de la selección española -que no me acuerdo como se llama-, y además que me conozca absolutamente todo el mundo en la tele y en la calle y ¿para qué?, pues para saber, aunque sea por un solo día, si esa gente es capaz de admirar a alguien o se creen tan superiores que piensan que no hay nadie mejor que ellos.
    Los ídolos y modelos (no hablo de los de pasarela) quizás si puedan tener una función para los mortales, la única, tratar de superarnos sin llegar nunca donde ellos

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