SÉ PERSONA
Aquí en la obra hay días que se tuercen, no laboralmente, si no en cuestión personal. Hay días en que, sin una causa cierta, por deporte, apareces con la cara larga, el gesto apático y la lengua desanimada. No sabrías decir por qué, pero las rosas solo son hierbas. El sol, que ayer te acariciaba, hoy es cancerígeno y quema. Los pajarillos, que otros días alegraban con sus trinos la mañana, hoy andan graznando de un lado a otro, cagándolo todo. Ese entrañable momento que compartías con Fery para fumar un cigarrillo, mientras organizabas las tareas, es perder el tiempo con ese puto vicio que te está matando. Esa salud de hierro que tienes ¿para qué coño la quieres, para perderla en esta mierda de obra? Esa actitud positiva y jovial que tanto nos gusta, ¡menuda chorrada!
–¡Buen humor!, ¡buen humor! Todo el día con una sonrisa bobalicona en la cara. Como si fueras idiota.
Hay días en que Fery y Doc ya saben que no estás tan dispuesto al buen humor como querrías. Hay días en que apareces enfadado con el mundo, “emburrao, y allí te esperan los dos, con esa sonrisa de oreja a oreja, como dos imbéciles, dicharacheros y joviales, como casi siempre.
Estás “emburrao”, pero no te sirve de nada en esta obra. No te respetan. Aquí, en la obra, no se admiten esas conductas, no señor. Si persistes en mantener esa conducta, pronto te arrepientes, porque se ríen a tu costa, hacen comentarios y preguntas que ellos mismos se responden y, al cabo de diez minutos, tu enfado y persona solo son graciosos adjetivos entre carcajada y carcajada.
Entonces solo se pueden hacer tres cosas. O te ríes con ellos y cambias esa dirección errónea que llevaba el día, o te vuelves a casa a ver si en la cama se te pasa, o te emburras más y más y alguien en esta obra tiene que morir.
Y no te respetan, porque saben que estás equivocado, que tu mal humor no corresponde a este lugar, te lo traes de otro sitio, así es que:
— Te lo dejas donde lo encontraste, ¡guapo!
Así quiero yo decir a todos esos burros y burras que, cada día, nos encontramos detrás de mostradores, ventanillas y cristales. A todos esos y esas que tienen que soportar calefacción en invierno, aire acondicionado en verano, hilo musical, ropa limpia y seca mientras laboran, café de media mañana, café de mañana y media, periódico diario, nómina domiciliada, y además han de atendernos a nosotros, ignorantes e impertinentes que no tenemos otra cosa que hacer que salir de casa a recorrer locales comerciales y oficinas, haciendo preguntas estúpidas, para complicar su desgraciada vida, A todos esos que, trabajando en tan penosas condiciones, no pueden evitar esa cara de palo, esos modales de sargento de la legión, esa educación de chulos de putas cuando nos hacen el inmenso favor de atendernos o vendernos algo que vamos a pagar, o que ya tenemos pagado.
A todos esos y esas que, desde “nuestras” instituciones nos miran con cara de asco cuando no sabemos rellenar, “previo pago”, el formulario TC/72-0003-00033-44-55-B/180hijoputasºº1-MODELO0012-“ejemplar simplificado” para _retrasados/mentales/5555001930_HU.
–Pero, ¿qué desgraciado diseñó este formulario a rellenar por el interesado/declarante/peticionario/solicitante?
Formulario de papel autocopiativo que se ha de rellenar a máquina, (como si todo el mundo llevara una máquina encima cuando sale a pendonear por las oficinas), o con bolígrafo sobre superficie dura, (y ¿quién le pide a la fiera que le deje un huequito de su mesa para apoyar en él nuestras torpes manos? Si pones una mano encima de su mesa seguro que te la arranca de una dentellada) o sea, en el suelo. Con letras mayúsculas en casillas donde no caben, sin rellenar las casillas sombreadas, o sea, al sol. Y ya puedes preparar otro euro, porque seguro que tendrás que volver por ventanilla, a comprarte otro bonito formulario en el que demostrar tu total inutilidad. A todos esos y esas que te ignoran mientras miras el papel sin entender una palabra y rompes a sudar. Suda tu frente, suda tu cuello, sudan tus manos y, ¡ojo!, el papel es “autocopiativo”, ¡ala! A por otro, y van tres. Te ignoran mientras tú, debajo de la boina, te planteas liarte la manta a la cabeza, liquidarlos a todos y acabar con esto de una vez. No tiene que ser delito, porque no son humanos, tienen que ser de plástico, no puede ser que tengan padre y madre.
A todos esos y esas, que yo entiendo que no han tenido la inmensa fortuna de compartir tajo con quien yo lo comparto, ni de acudir contento cada mañana a una obra como la que yo disfruto, y sabiéndome afortunado, quiero yo decir:
En tu tiempo libre, puedes comer osos con monda y todo si te apetece, puedes también apuntarte a karate y disolver a patadas esa mala baba que te gastas, puedes comprarte un carretillo bien grande, llenarlo de piedras y largarte a hacer el camino de Santiago en dos etapas, puedes ponerte delante del espejo y poner caras de muy, muy enfadado, a ver si se rompe, o pasearte por el pasillo de casa con esas ínfulas tuyas, mientras tu pareja e hijos te tiran pétalos de rosa. Puedes hacer y emburrarte cuanto quieras en tu tiempo libre pero, cuando vayas al trabajo, sé persona, desgraciado, sé persona.
No sé si me da nostalgia o alegría estar tan lejos de España después de ver el país tan fielmente retratado para el “españolito de a pie”. Eso sí, me he reído de lo lindo; me identifico totalmente con las emociones de rellenar formularios.