LA BIBLIA DE LOS LOCOS Capítulo 9º

ÉXODO.
OPRESIÓN DE LOS ISRAELITAS.
Empezamos como acabamos, con una bonita lista de nombres bíblicos. Nombres de aquellos que acompañaron a Jacob en su llegada a Egipto y como, por su mucha afición al coito, que lo dice este libro muy claramente, que se reproducían como conejos, dejaron de ser amados huéspedes para convertirse en odiados intrusos.”Los israelitas, muy fecundos, se multiplicaron sobremanera, aumentando progresivamente y llegando a ser tan numerosos que llenaron toda aquella región… Pero cuanto más los oprimían, más se multiplicaban y crecían; los egipcios llegaron a odiar a los israelitas. Los redujeron a la condición de esclavos, tratándolos duramente y amargando su vida con trabajos forzados.”
Parece ser que este Faraón, que ya no conoció a José, tiene una actitud menos amable con el pueblo de Israel y más acorde con lo que era habitual en tiempos remotos, cuando Abrahán se dejo caer por aquí con su querida hermana esposa. Así vemos al pueblo de Israel convertido en esclavo.
Pero como ser esclavo no impide “llegarse a ellas” los israelitas siguieron multiplicándose. Esto obligó al Faraón a tomar medidas drásticas. Todo recién nacido varón, al río con él, que no todo habían de ser desventajas para la mujer.
NACIMIENTO DE MOISÉS.”Un hombre de la casa de Leví se casó con la hija de otro levita. La mujer concibió y dio a luz un hijo, Y al ver que era muy hermoso, lo tuvo escondido por espacio de tres meses. Como ya no podía ocultarlo más, tomó una cestita de papiro, la calafateó con betún y pez, puso en ella al niño y la dejó entre los juncos de la orilla del río.”
Nace Moisés y nace muy hermoso y su madre lo esconde durante tres meses, que más no se podía, después lo lanzó al río, como mandaban las normas del Faraón, pero en una canastilla perfectamente diseñada para la navegación. En ella lo encontró, casualmente, la hija del Faraón que había bajado a bañarse al río. No me explico yo cómo podía esta señorita bañarse en un río por el que bajaban flotando los cadáveres de los niños hebreos, que serían muchos por causa de la gran fecundidad que más atrás se dijo. Es el caso que esta señorita sin entrañas les dijo a sus doncellas:
-¡Mío!, ¡que lo vi la primera!
De todos es sabido que aquello que no tiene dueño es del primero que lo encuentra, y no creo yo que ninguna de aquellas doncellas se hubiera atrevido a contradecir a su señora, al contrario, todas alegres y jubilosas acudirían a felicitarla, que esta es la función de doncella y no rezongar por lo bajo deseando que un cocodrilo se coma a la señora. Casualmente fue su propia madre, la del niño, la que lo crió y además cobrando. Aquí lo dice, en este libro. Es curioso que cosas pasan a veces.
MOISÉS HUYE A MADIAN.” Por aquellos días, Moisés, ya mayor, fue donde estaban sus hermanos. Vio sus duros trabajos y observó como un egipcio maltrataba a uno de sus hermanos, a un hebreo. Miró a su alrededor, vio que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena. Salió también al día siguiente. Vio a dos hebreos riñendo, y dijo al agresor: ¿Por qué golpeas a tu prójimo? Él respondió: ¿Quién te ha constituido jefe y juez sobre nosotros? ¿Piensas matarme como mataste al egipcio? Moisés temió y dijo: La cosa se sabe. El Faraón se había enterado de lo sucedido y trataba de matar a Moisés. Moisés huyó del Faraón y se detuvo en la tierra de Madián.”
Este sí, este ya me parece a mí que tiene madera de patriarca, de los de la vieja escuela y claro, al igual que sus antepasados, dándose a la fuga. Y también, como alguno de sus antepasados, medio ciego, porque dice que miró a su alrededor y vio que no había nadie antes de matar al egipcio. Pues no miró bien, o no ve ni torta, porque lo sabe todo el mundo.
Fue a parar a la tierra de Madián y allí se sentó junto a un pozo a dar cabezadas. Llegaron entonces al pozo las siete hijas de un sacerdote para abrevar el rebaño y también llegaron unos pastores, no se dice cuantos, que las echaron de allí. Moisés, que ya llevaba tiempo sin sacar el palo a pasear, viendo esta injusticia salió en defensa de las mozas y puso las cosas en su sitio, sacando del mismo algún hueso de pastor. El sacerdote agradecido le dio cobijo en su casa y a su hija Séfora por mujer y, ésta, le dio un hijo al que llamaron Guersón. Bueno, por una vez tenemos un patriarca cuya esposa no es estéril, ni anda metiéndole esclavas en la cama a su marido. Yo esto, teniendo en cuenta los antecedentes, lo consideraría como milagro.
VOCACIÓN DE MOISÉS.
Aquí tenemos a Moisés pastoreando el rebaño de su suegro, contemplando una zarza que arde sin consumirse. No sé yo quién le pegó fuego, que todos sabemos lo mucho que les gusta a los pastores carbonizar zarzales. Allí se presentó el Señor Dios y le comunicó sus planes a Moisés de la forma y manera que acostumbra y que todos conocemos. Yo me he llevado una alegría. Por fin ha vuelto el Señor Dios a dejarse ver. Menos mal, porque a mí ya empezaba a parecerme esto un libro de historia de medio pelo. Esto ya es otra cosa. Porque con el Señor Dios en activo ya el suspense vuelve a la historia, ya no sabes de dónde te puede caer un sartenazo de azufre, o qué desayunaste que no le gustó, o quién se enriquecerá y quién dejará los huesos por espantar las cabras. Ya le comunica el Señor Dios a Moisés cuáles son sus planes y como ha de proceder para liberar a su pueblo de la opresión y sacarlos de Egipto.
EL BASTÓN PRODIGIOSO.
Por si ya le tenía Moisés poca afición al palo, ahora el Señor se lo transforma en mágico, a ver si así lo convence para que se vaya a Egipto a hablar con su pueblo y librarlo de la esclavitud, que está Moisés algo reacio y amedrentado. Y no le falta razón, que ya sabemos todos que no es la palabra su mejor don, que prefiere zanjar las cosas a palo limpio. Por eso, la palabra se la emplumaron a Aarón, su hermano, que ni estaba allí, ni sospechaba la misión que le estaban adjudicando, ni nosotros sabíamos nada de él.
MOISÉS VUELVE A EGIPTO.
Moisés de viaje obedeciendo al Señor Dios, como otros lo hicieron antes que él, a encontrarse con Aarón, su socio en esta empresa, a dar recado a los ancianos, a convencer al Faraón para liberar a su pueblo. Por el camino pasó lo que sigue:”Por el camino, donde Moisés pasaba la noche, el Señor se le presentó para darle muerte. Entonces Séfora, tomando un pedernal afilado, cortó el prepucio de su hijo y lo arrojó a sus pies diciendo: Esposo de sangre eres para mí. Y el Señor le dejó, al decir ella esposo de sangre, en razón de la circuncisión.” Pues sí, parece que el Señor Dios vuelve con su carácter de siempre. Un carácter que a punto ha estado de costarnos la vida de otro elegido, Moisés. Menos mal que la tal Séfora anduvo rápida con el pedernal. A mí no se me hubiera ocurrido que por semejante cosa viniera el Señor Dios hecho una furia. Aparecen en este libro, así de repente, algunos relatos como este que yo, aunque pongo toda mi ignorancia en ello, no consigo entender del todo. Me pasa lo mismo que cuando acudo a ver alguno de estos teatros contemporáneos, performance, instalaciones, o como quieran llamarlos. Que no acabo de ver el sentido ni el mensaje. Supongo que Moisés olvidó circuncidar al pequeño y con estas cosas no se juega en este libro.

MOISÉS Y AARÓN ANTE EL FARAÓN.
Allá se van los dos, a dar recado al Faraón: Que liberes al pueblo hebreo que lo dice el Señor Dios o habrá más de una desgracia. Tú verás. Como si el Faraón no tuviera otra cosa que hacer que dejar irse a los judíos y subcontratar las pirámides. Ya sabemos todos cuantos inconvenientes acarrean en el presente las subcontratas. Por si acaso, el Faraón, dobló los trabajos y faenas a los hebreos. Ya se sabe, el esclavo ocioso cavila y piensa insensateces que complican la convivencia y retrasan el plazo de entrega de cualquier obra.
LA OPRESIÓN DEL PUEBLO CADA VEZ MÁS GRAVE.
Lo dicho, penurias y calamidades por intrigantes y agitadores a los ojos del Faraón que ignora la que se le viene encima.”El Señor dijo a Moisés: Ahora vas a ver lo que voy a hacer al Faraón; por la fuerza os dejará marchar”.
Prepararse. Que ya el Señor Dios ha recuperado su entusiasmo y ha regresado con una caja llenita de canalladas para repartir por Egipto que, después de las mujeres cananeas, Egipto es lo que menos le gusta al creador.
NUEVA APARICIÓN DEL SEÑOR A MOISÉS.
Y con esta van tres. Con lo que las echábamos de menos.
GENEALOGÍA DE MOISÉS Y AARÓN
Hermanos, primos, hijos. Lo de costumbre.
MOISÉS Y LOS MAGOS.”Moisés y Aarón fueron ante el Faraón e hicieron como el Señor les había ordenado. Aarón tiró su bastón delante del Faraón y de sus siervos, y se convirtió en serpiente. El Faraón llamó a los sabios y encantadores, y ellos, los magos de Egipto, hicieron otro tanto con sus encantamientos. Tiró cada uno su bastón, y se convirtieron en serpientes; pero el bastón de Aarón se tragó a los otros bastones.”
Concurso de magia y prodigios y el Faraón que no cede a las peticiones, por lo que al Señor Dios no le queda más remedio que mandar una serie de plagas. De momento el bastón del Señor se comió a los otros. Vamos ganando.
PRIMERA PLAGA: EL AGUA SE CONVIERTE EN SANGRE.
Moisés y Aarón convierten las aguas del río en sangre. Los peces murieron y el río apestaba. Por lo visto esto de contaminar el río ya viene de antiguo. Y dice aquí que los magos del Faraón hicieron lo mismo con sus encantamientos. No sé yo qué convirtieron ellos en sangre, como no fuera el vino. El Faraón no se ablanda.
SEGUNDA PLAGA: LAS RANAS.
El Señor Dios, que la tiene cogida con el río, se lo llena todito de ranas. Yo no sé si las aguas seguían convertidas en sangre, de todas formas, los magos, por si eran pocas, hicieron lo mismo con sus encantamientos. Parece ser que al Faraón las ranas ya no le gustaron tanto y cede para que le levanten la plaga. Y se la levantaron, que las reunieron todas en grandísimos montones. Limpio Egipto de ranas, el Faraón se echa atrás y vamos a por la tercera.
TERCERA PLAGA: LOS MOSQUITOS.
Ahora son mosquitos que, para gente profana en asuntos de magia como yo, parece cosa más sencilla que hacer ranas, sin embargo los magos del Faraón no acertaron con el truco, cosa que debió causar enorme alegría en Egipto que constantemente se veía sufriendo las plagas por duplicado. Una, la que les mandaba el Señor Dios, otra, la de sus propios magos. Los magos del Faraón, a saber que razonamiento siguieron las mentes lúcidas y mágicas de estos señores que, en lugar de eliminar las ranas con que el Señor Dios había infestado Egipto, mostraron sus poderes haciendo más ranas. Suerte tuvo el Faraón, dentro de lo que cabe, que si el Señor Dios hubiera decidido castigarle con una manta de palos del bastón prodigioso, los magos, para demostrar su magia y poderes, le habrían propinado otra generosa paliza con los suyos. Yo esta magia no la entiendo.
CUARTA PLAGA: LOS TÁBANOS.
Como los mosquitos pero a lo grande. Tábanos, con una boca diseñada para perforar cueros de bueyes y demás mamíferos y esa avidez por vaciar de sangre los cuerpos de sus víctimas. ¡Qué bárbaro!
El Faraón quiere dudar pero endureció el corazón, así lo dice aquí, y no dejó marchar a los hebreos.

QUINTA PLAGA: LA PESTE.
El Señor Dios dejó sin ganado a los egipcios y respetó el de los hebreos. O sea, una peste selectiva. El Faraón sigue con el corazón endurecido y del viaje ni hablar.
SEXTA PLAGA: LAS ÚLCERAS.
Úlceras purulentas que habían de ser calvario insoportable si tenemos en cuenta que Egipto estaba infestado de mosquitos y tábanos que acudirían zumbando con esa impertinencia que los caracteriza. Esto ya duele más. Hasta los magos del Faraón se retiran y el Señor Dios, yo no sé por qué, por si el corazón del Faraón se ablanda, dice el libro que se lo endureció él.
SÉPTIMA PLAGA: EL GRANIZO.
Esta plaga también ha caído por mi pueblo alguna vez, no tan catastrófica claro, que aquí no tenemos hebreos esclavizados. Cayó una granizada sobre Egipto que mató a todo ser vivo que no estuviera a cubierto, que no serían muchos porque el ganado ya lo exterminó la quinta, ranas y peces no quedaban, digo yo que mataría perros y gatos que andarían por la calle comiendo ranas y ganado muerto.
OCTAVA PLAGA: LA LANGOSTA.
Le ha cogido gusto el Señor Dios a esto de los insectos, así, lo poco que quedaba vivo en Egipto se lo comió la langosta, no sé si se comió también lo muerto que era mucho. Hasta los más fieles del Faraón empezaron a cambiar de bando, cosa razonable y juiciosa que puso al cabezón, ¡perdón! al Faraón entre la espada y la pared. Pero el Señor Dios, vaya usted a saber por qué, endureció el corazón de ya sabemos quién y estamos como estábamos.

NOVENA PLAGA: LAS TINIEBLAS.
Y dijo Moisés: Recapacita Faraón que te dejamos a oscuras.
Y dijo el Faraón: Total, para lo que queda de Egipto es mejor no verlo.
Y cayeron las tinieblas tres días y tres noches que no se veía un burro a tres pasos. Que se sepa que burros no quedaban ya en Egipto. El Faraón ablandado en todos los sentidos, permítaseme la grosería, consiente la salida de los hebreos pero sin ganado. ¡Qué sí! ¡Qué no! El Señor Dios que endurece el corazón del Faraón y se anula el viaje.
ANUNCIO DE LA ÚLTIMA PLAGA.”El Señor dijo a Moisés: Solo una plaga más voy a traer sobre Egipto; después de ella, no solo os dejará marchar, sino que os echará de aquí.”
En vista de que el Faraón no acaba de consentir y de que ya todos estamos cansados de tanta plaga, idas y venidas, si no es por las buenas es por las malas y ya sabemos cómo las gasta el Señor Dios, nada de insectos, ni pestes ni tinieblas. Aniquilación de primogénitos. Yo soy el mediano de tres hermanos.
LEY DE LA PASCUA Y LOS PANES SIN LEVADURA.
Aquí El Señor Dios se pone pero que muy serio con el menú de la pascua y su celebración por siempre jamás. De primero cordero o cabrito, ha de ser macho, de un año, sin defecto, asado al fuego, nada de comer algo crudo, el pan será sin levadura y se ha de comer deprisa, todo lo contrario de lo que me decía mi madre. Con la sangre se han de señalar las puertas para que al Señor Dios, una vez metido en tarea, no se le vaya la mano y extermine algún primogénito que no sea egipcio.
INSTITUCIÓN DE LA PASCUA.
Eso mismo, que queda instituida la pascua. Supongo que a partir de este momento fue que los egipcios empezaron a decir aquello de “nos hicieron la pascua.”
MUERTE DE LOS PRIMOGÉNITOS EGIPCIOS.
Bien claro lo dice el enunciado. Permiso concedido, ya está, fácil y rápido. Ya el Faraón ablandó su corazón, compadre.
Yo supongo que mi torpeza y falta de talento sean la causa de que no entienda la especial conducta del que, en este libro, se considera creador, señor y sabelotodo. Porque muy bien nos podíamos haber ahorrado tanta sangre, ranas, tábanos, pestes, úlceras, langostas y dejar Egipto como un erial. Haber empezado por desollar primogénitos, hombre. Aunque entonces nos habríamos perdido todo este completo catálogo de plagas para la aplicación y castigo en pueblos no elegidos.
Parece ser que existe una explicación natural a este asunto de las plagas y que no pienso explicar aquí. Otra cosa es convertir bastones en serpientes, o aniquilar primogénitos. Lo primero bien parece un milagro, o cosa de magia. Lo segundo parece cosa de un…
LA SALIDA DEL PUEBLO.
No me hagan chistes fáciles con el enunciado.
El pueblo de Israel se echa al camino con todas sus pertenencias y alguna más que los egipcios, gustosamente y de buen grado, les regalaron según dice este libro y eso no se lo cree nadie, eso no es un milagro, eso es imposible. Justo el día que se cumplieron los cuatrocientos treinta años de estancia en Egipto se fueron de viaje, por escuadras, seiscientos mil adultos de a pie además de los niños. También una gran muchedumbre y ovejas y bueyes en gran cantidad.- Vamos que Egipto quedó como una era.
PROPIA REFLEXIÓN.
Antes de continuar la lectura necesito asimilar los trágicos sucesos que en Egipto han tenido lugar.
Me tiene un poco asombrado la facilidad con que el Señor Dios aniquila a los primogénitos del ser humano creado, en aquellos primeros capítulos, a su imagen y semejanza, con la bondad infinita por bandera. No sé, tal vez el disgusto por el fracaso de su plan fue tan grande, la decepción tan profunda que convirtió a un Señor Dios optimista y entusiasta en un Señor Dios justiciero y amargado. Porque no me cabe duda de que este Señor Dios transmite de todo menos optimismo y alegría. Que tendrá sus razones, yo no me meto, pero está como de mal humor. ¿No?
Egipto, ¡qué civilización! Siempre me impresionó la cultura y logros del pueblo egipcio, las fantásticas obras que llevaron a cabo, su escritura, sus conocimientos sobre las ciencias y sus maravillas de todos conocidas, Ahora, después de lo leído en la Biblia, me impresiona mucho más. ¿Cómo pudo hacer tan grandes cosas un pueblo con Faraones tan burros?
¿Qué pudo mover al Faraón a mantener una actitud tan absurda y perjudicial para su pueblo? ¿Por qué ningún sacerdote, mago, sabio o lo que fuese, con dos dedos de frente, le dio una mano de ostias al Faraón, que lo estaba pidiendo a gritos?
Egipto, el único pueblo sobre la tierra que no deja irse a los judíos, el resto siempre ha querido echarlos. Egipto amigos míos siempre ha sido un enigma.
SOÑANDO OTRA VEZ
Adán el gorrino viene calle arriba chapoteando entre ranas muertas, aguas sanguinolentas y podredumbre. Las tinieblas lo cubren todo menos el olor a podrido del ganado muerto, Hay nubes de mosquitos, langostas, tábanos. Todo Egipto es un lamento del sufrir de llagas y peste. Como puede sacude sus botas a la puerta de una cantina, se quita las gafas y se queda mirando calle abajo el oscuro panorama.
– Otra vez le ha dado la ventolera al tipo este-. Murmura antes de meterse dentro. El ambiente en la cantina está cargado, pero es más respirable que el hedor y las tinieblas de la calle. En el interior hay infinidad de corrillos. Hombres y mujeres opinan sobre los últimos acontecimientos y las desgracias que parecen no tener fin. Adán se abre paso como puede por entre aquel barullo hasta el mostrador y pide una jarra de algo humeante y calentito. A su lado, oculto bajo un inmenso sombrero, inclinado sobre el mostrador está Moisés. El cantinero se queda mirando a Adán y le dice.
– Mira que están pasando cosas raras últimamente en este pueblo, pero un gorrino con esos aparejos que tú traes, eso no lo había visto yo en mi vida.
– Pues, si el que yo me sé anda en pleitos por estas tierras, aún te queda mucho por ver. Estas cosillas las dispone él chascando los dedos. Contestó Adán mientras echaba un vistazo por encima de sus gafas.
Moisés, que oyó lo dicho, salió de su ensimismamiento, miró al gorrino con curiosidad y le preguntó.
– ¿Tú también lo conoces? ¿A ti también se te apareció? Yo soy Moisés y se me ha aparecido más de una vez. En menudo lío ando yo metido con este asunto.
– Sí, claro que lo conozco, antes éramos vecinos. No teníamos mucho trato, esa es la verdad, pero luego empezó con esto de la creación y el pueblo elegido, y ahora apenas si coincidimos. Si se te ha aparecido más de una vez y te ha escogido para algún recado no sé si aquí, en la cantina, estarás haciendo lo debido. Aclárate bien con él porque estas cosas que parecen triviales lo ponen hecho una furia.
– A mí solo me dijo que sacara a mi pueblo de aquí. Me cambió el bastón que tenía por este otro que no sé muy bien cómo funciona. A veces se convierte en una serpiente, o te toco con él y te salen pelos debajo de las uñas. Yo le tengo más miedo que otra cosa. Ahora solo tengo que esperar a que el Faraón nos dé permiso para largarnos de aquí. El Señor Dios hará prodigios hasta que ablande su corazón y nos deje ir-. Dijo Moisés
– Pues tiene que tenerlo bien duro, porque con lo que he visto por la calle, cuando os deje marchar, aquí no va a quedar nada de qué alegrarse-. Adán le dio un buen sorbo a su bebida y continuo.- A mí me regaló estas botas que llevo y las gafas de sol. Un bastón como ese no habría estado mal, no señor. El tipo este crea y destruye con la misma facilidad, así que no sé en qué nueva calamidad estará pensando ahora.
– A mí – Dijo Moisés – solo me ha dicho que después de lo que tiene preparado, el Faraón no solo nos dejará marchar, si no que nos echará de aquí. Así que no puedo imaginar qué nuevo castigo caerá sobre Egipto.
-No sé, por las malas el tipo este es impredecible. Y tú, Moisés, estarías mejor lejos de todo este barullo. Si se enteran por aquí que tienes algo que ver con todo esto que está pasando, ese callado mágico te va a servir de muy poco. Anda con ojo. Yo me voy, sigo mi camino, Egipto se está poniendo más que peligroso. Cuando el tipo este la toma con algo es mejor poner tierra de por medio.
Moisés sale a la calle siguiendo al gorrino que tiene las gafas en la mano y está observando el panorama.
-Querido Moisés-. Dice Adán. – Según esta quedando esto, vais a tener que largaros, con permiso o sin él, así que buen viaje. Yo no voy a esperar ni a mañana, me largo ya mismo.
Adán se puso las gafas y emprendió la marcha calle abajo.