No puedo encabezar esta carta, como es costumbre hacerlo, con el “queridos señores gobernantes”. No puedo porque no son queridos, no son señores y no son gobernantes. Son ustedes una caterva de gorrinos insaciables. No me pidan literatura y buenas maneras porque ya estoy un poco harto de tanto idolatrar las apariencias y los buenos modos. Estoy más que harto de que me sonrían por delante mientras me la juegan por detrás. Harto de esa buena educación y buenos modos que ustedes reparten con una mano mientras con la otra, la de trileros, barajan los votos, reparten y amañan, y desvalijan sin duelo ni hartazgo lo que juran respetar. Harto de los que, entre ustedes, se proclaman justos y honrados mientras comparten privilegios, mantel y putas con banqueros y corruptos. Harto de esa cultura subvencionada, pija y simplona que nos quiere a todos iguales y sonrientes. No me pidan buenas maneras.
Yo no soy una oveja modorra de las que depositan el voto y les conceden confianza y carta blanca. Yo soy un lobo. No un lobo solitario o antisistema planeando terrores, de esos que ustedes cacarean a los cuatro vientos. Yo no quiero violencias contra la gente de bien, no. Yo soy un lobo ibérico que cometo cada día lo que para ustedes es el peor de los atentados, pensar por mi cuenta y mantener mi propio criterio.
No me pidan que eduque a mis hijos en la obediencia que ustedes necesitan. No voy a inculcarles ese espíritu suyo del sacrificio ni la cultura del esfuerzo que ustedes patrocinan pero no practican. No voy a inculcarles la paciencia para soportar gobernantes indignos, mediocres y payasos. No quiero que se labren un futuro a base del trabajo que ustedes proponen, con sueldos miserables para mis hijos y sueldos indecentes para los suyos. No quiero inculcarles un espíritu de lucha para salvarse ellos y olvidar a su vecino. No quiero que se levanten, cada mañana, con la resignación para aceptar las migajas que ustedes tienen para ellos. No quiero que mis hijos vivan y pierdan, con la cabeza gacha y los brazos caídos, lo que su abuelo consiguió de frente con la cara partida. Yo prefiero educarlos en el valor y la dignidad de la persona para cambiarlo todo y apearles a ustedes, vividores, indecentes y bellacos. Una caterva de parásitos indigna del pueblo que la soporta.
Haya salud y suerte.
Amén.
Gran asociación el trile y la política, aunque si de ser sincero se trata, me quedo con el trilero, este al menos solo me lleva lo que pongo encima de la mesa……