Estamos en la obra que no cabemos de gozo en nosotros mismos. Uno se siente mejor, más completo y realizado cuando triunfan en el mundo las libertades, el respeto y los logros del ser humano civilizado, solidario y dialogante aunque sea a tiros. La vida tiene mejor color cuando nuestros ejemplares y dignos mandatarios cumplen con el sagrado deber de proteger nuestras aspiraciones y nos ayudan con su impagable esfuerzo a ser más felices, a sentirnos orgullosos de un sistema que nos otorga la seguridad para ver crecer a nuestros hijos en un futuro mejor, justo y lleno de oportunidades. Hoy queremos en la obra, entre andamios y cables, entonar un himno sincero y espontáneo para agradecer los desvelos de los que, renunciando a la vida opulenta y lujosa que podrían llevar, generosamente se consagran en cuerpo y alma a la loable tarea de dirigir nuestros pasos, gobernar nuestra marcha y abrir nuestros ojos ignorantes con la luz de su incomparable sabiduría. Hoy en la obra queremos agradecer de corazón la labor de pastoreo que hace en nosotros, con altruismo sin par, la diplomacia mundial, estatal, provincial y local. No nos andamos con chiquitas aquí en la obra. A todos queremos mostrar agradecimiento. Estamos alegres, orgullosos y un poco hartos. Han matado a Bin Laden, (parece un detergente para tu lavadora) Le han pegado cuatro tiros los pistoleros de Obama. Y muerto el tipo este, el coco, ya un número inmenso de palurdos se sienten mejor. Ya las causas que lo crearon y alimentaron son historia. Muerto el tipo este, el coco, a algunos se les encoge el alma, porque el vacío que sienten sin un coco al que temer los aterroriza.
No preocuparse, ya la diplomacia, con abnegación, eficiencia y gratis nos ofrecerá otro que venga a sustituirlo.
Además siempre habrá miedo a la venganza. Porque ellos, al igual que los palurdos, querrán venganza.
Haya salud y suerte.
Pues que no piensen estos mandatarios de los que tú hablas que sin Bin Laden el mundo es más seguro y sus ciudadanos pueden ya dormir tranquilos. Tengo claro que este señor no hacía ninguna falta en este planeta si se repasan los actos que ha cometido hasta la fecha, pero también es verdad que deja muchos adeptos, otros que, como él, entrenados en los mejores campos y con una mente fría y un cuerpo escurridizo, aún llenarán las calles de sangre. Los Bin Laden tienen filtros entre la cabeza y la boca, pero nunca entre la cabeza y la mano que ejecuta. Los políticos en cambio salen en serie sin el filtro de rigor entre cabeza y boca.
¡Y yo descolgada de la libreta desde hace semanas!