Aquí en la obra todos somos importantes, todos somos necesarios, nosotros tres y algunos más que, al parecer, no tienen casa y se pasan el día entrando y saliendo, y dándonos conversación y consejo. Luego, en casa, también encuentro importantes a las personas que allí me esperan. El mundo, mi mundo, está lleno de personas importantes, necesarias para mí. Son personitas importantes porque siempre tienen una broma, algún ratito para un café, algunas penas que contar, una sonrisa, una crítica, algún enfado. De estas personitas importantes, unos más y otros menos, todos tenemos en nuestra vida. A veces las comeríamos a besos y a veces las correríamos a palos. Es así.
Sin embargo no es de estas personas de quien quiero hablar aquí. Quiero hablar de esas otras personas importantes. Las veo por las calles. No caminan como el resto, no están en ningún sitio, ellos siempre van hacia alguna parte. Están ocupadísimos. No tienen descanso, no sonríen, no pueden entretenerse. Es imprescindible que lleguen a ese lugar donde tendrían que haber estado ayer. Llegan tarde, tienen prisa y cagan mal. El mundo está en sus manos, funciona gracias a ellos, gira por su causa. No hay tiempo para estupideces. Hay poco de que hablar, no hay tiempo para charlas insustanciales.- No tengo tiempo para ti,- ni siquiera para mí.
El tiempo es importantísimo, solo viviré una vez y no tengo suficiente tiempo. He de hacer un montón de cosas que tú no entiendes. Soy importantísimo, no puedo parar, porque si paro no podré comprar todas esas cosas que tengo que comprar, no podré pagar todas esas cosas que tengo que pagar, y si no compro todas esas cosas y no pago todas esas cosas, me sobrará tiempo para disfrutar de otras que ni siquiera sé que existen. Yo soy una persona importante, una persona importante hace cosas importantes, gestiona, negocia, se afana, tiene metas, objetivos que cumplir, propiedades que adquirir, cuentas que engordar, peligros que sospechar, imposibles que alcanzar, huevos que tocar. Una persona importante no tiene tiempo para charlar, cafetear, bromear y escuchar tus miserias. Por favor. Una persona importante, apenas si puede ver a los que no lo somos. Si soy una persona importante y me sobra tiempo para disfrutar, es que algo estoy haciendo mal, es que no soy tan importante como yo pensaba, y si no soy importante…
Son personas importantísimas, de las que el planeta ha ido enterrando a lo largo de los siglos, se las va tragando junto con las menos importantes. Al final todas sus pertenencias quedaron aquí y sus huellas apenas si duraron lo que su entierro. Todo aquello que compraron, todo aquello que poseyeron, todo ese tiempo, que no tenían, no sirve para recordarlos. Porque siempre tuvieron tiempo para cosas importantes, pero nunca tuvieron tiempo de vivir, de aprender a mirar el mundo al que venimos sin querer poseerlo, porque hipotecaron su presente y vida, por un futuro y un recuerdo que jamás llegarán. Porque no venimos a este mundo para ser recordados, venimos para vivir, hoy, ahora. Tal vez los herederos de sus “cosas importantísimas” tendrán algún triste pensamiento de recuerdo para ellos. Tal vez no. Sea cual sea el recuerdo que tengan de ti cuando hayas muerto, nunca compensará ni te devolverá lo que no has vivido. Aquí no hay segunda oportunidad.
Espabílate, burro. No seas tan importante.
Actualmente vivimos muy acelerados ,dando mucha importancia a cosas que no lo son tanto y sin pararnos a pensar que un cafecito con un amigo (que te va a llevar 5 minutos),una llamadita por teléfono,un cuento al acostar a tu hijo,… te va a aportar mucha más felicidad que todo lo “importante” que has hecho durante el día. Tenemos que aprender a cambiar esta actitud, pero como muy bien dices,somos muy BURROS.
No podría estar más de acuerdo en lo que escribes, ni decirlo de manera más clara y bella.
Afortunadamente desde hace muchos años procuro hacer cada día una de esas cosas que mencionas, que, normalmente son todas gratis y que no las cambiaría por todos los coches deportivos del mundo. Como esta mañana, una carrerita de 20 minutos al lado del mar y un baño en él al terminar…impagable
A mi me encantaría hacer lo que dice Isidoro, una carrerita de 20 minutos por el mar y un baño al terminar… solo que no tengo el mar a 100 mts de mi casa ni una temperatura media de 21 grados en invierno. A lo sumo puedo salir a la calle pertrechada de ropa y paraguas y tomarme un café con una amiga (aunque acostarte un día pronto y tener un rato para no hacer nada tampoco está mal)