Yo podría escribir algo que dijera lo siguiente:
El diccionario. Así le voy a llamar a este escrito, porque las cosas cambian, los conceptos evolucionan, las palabras se adaptan a los tiempos, pero en el diccionario viene bien clarito el significado de cada una, y yo hoy quiero llamar a las cosas por su nombre. Por eso voy a deslizar aquí tres conceptos.
1-Robar: Tomar para sí lo ajeno, o hurtar de cualquier modo que sea.
2- Estafar: Cometer alguno de los delitos que se caracterizan por el lucro como fin y el engaño o abuso de confianza como medio.
3-Usurear: Ganar o adquirir con utilidad, provecho y aumento, señaladamente si es con exceso.
Sí, ya sé que es navidad, tiempo de perdón y buenos sentimientos. Así está instituido para el rebaño de burros que somos, tiempo de recordar que Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros (bien le habrá pesado) para iluminar con su luz nuestras tinieblas. Lo que pasa es que hoy, lo de la luz, son otros los que lo llevan, que ahora ya no la regalan como la regalaba el hijo de Dios. Ahora te la cobran y bien cobrada. Además es ahora en navidad cuando adornamos nuestras calles con millones de lucecitas, pero no tengo noticias de que las empresas suministradoras tengan intención de regalar ni un voltio, a nadie. Es su luz, ellos la producen, ellos la suministran y ellos la cobran. Me parece correcto. También me parece correcto que las aseguradoras cobren puntualmente sus recibos, sus seguros de vida, de muerte, de accidente, de catarro, de tropezón, de lo que sea. Es su trabajo y ha de pagarse. También las empresas de telefonía y comunicación tienen derecho a su trozo de pastel. Sí señor. Y los bancos, como no. La banca, que tanto ayuda a aquellos que necesitan un préstamo, que tanto han colaborado al progreso, que tanta obra social promueve para ayuda de los necesitados, para echarle una mano a esos niños(los de lejos, a los de cerca los deja en la calle embargándole el piso a sus padres) con maravillosas, solidarias y tiernas fundaciones que hacen que me den ganas de parar un poquito para reflexionar y llorar a mis anchas por tanta bondad. Todo me parece correcto. A cada uno lo suyo.
A pesar de todo esto, yo, que como ya dije una vez no tengo otro Dios que mi madre, aún estando en navidad, me voy a cagar en la suya, la de los arriba mentados. Por ladrones los unos, estafadores los otros y usureros los que todos sabemos.
Porque cobrarme por el recibo de la luz, agua, gas, o lo que sea, por estimación, más de lo que he gastado, es robarme (concepto nº1). Han metido mano en mi cuenta para coger un dinero que no les debo. Si eso no es lucrarse utilizando como medio el abuso de confianza (concepto nº2), que me lo expliquen. Porque para que me facturen correctamente yo tengo que llamarles personalmente, cada mes, para hacérselo saber y además de pagar hacer su trabajo. Sin embargo, ellos pueden hacerlo. Es la ley. ¿Yo no puedo retrasarme en el pago y dejarlo para otro mes en esa misma confianza?
Porque mandarme a casa una póliza con las letras microscópicas, para que no pueda leerlas, porque esa, y no otra, es la intención de unas letras tan pequeñas, es muestra de mala fe, de engaño, de vileza y bellaquería. Porque utilizar una línea telefónica 902 para todas mis consultas y aleccionar a sus telefonistas, o contratar imbéciles, para que se alarguen en el tiempo las conversaciones, que son casi siempre para emergencias, porque yo no llamo a la señorita esa estúpida del seguro para pasar el rato, es cosa de malnacidos. Porque dejarme en espera mientras gestionan mi incidencia (que no ha sido una incidencia, ha sido que mi casa se la han comido las llamas, o que mi coche no quiere funcionar, o lo tengo con las ruedas hacia arriba) y mientras la gestionan yo pago la línea, y después se me corta, y vuelvo a llamar pero ya no es la misma señorita, no señor, hay que contárselo todo de nuevo –le atiende Mary Pili ¿en qué puedo ayudarle?- Pues mira, Mary Pili, puedes ayudarme si le das una manta de hostias a tu inepta compañera que me ha colgado. Bien, de acuerdo, esto no es robar, ni estafar, ni usurear, esto es otro concepto, es tocarme los cojones.
Porque mandar una tarjeta bancaria, que nadie ha solicitado, a una persona de setenta y cuatro años, que vive en un pueblo a treinta quilómetros del banquerito querido, y que si no la quiere tiene que comunicarlo porque si no lo comunica se da por hecho que está deseando la tarjetita, que no sabe dónde llamar, ni ve casi los números del teléfono, ni tiene coche para hacerlo en persona, y todo esto porque se firmó un contrato que nadie ha visto pero que la banca aplica y tiene, donde se establece todo tipo de contubernios miserables para que ellos se vayan de rositas y se tenga por normal lo que siempre fue digno de truhanes,( que según el diccionario son personas sin vergüenza que viven de engaños y estafas) pues tampoco me parece bien. No señor. Cualquier día deciden lucrarse mandando lavadoras sin previo aviso, y si no la quieres, tienes que irte con el artefacto y devolverlo, o lo pagas, por no haber avisado. Tampoco me gustan esos intereses y comisiones de avaro. Si te quedas en descubierto te cobran. Si sube ese índice que a ellos les interesa te cobran, y si no interesa se aplica y cobra el del mes pasado, pero nunca jamás de los jamases las cuentas salen a tu favor. Nunca. Usureros miserables (Conceptos 1,2 y 3) Pero ellos pueden hacerlo. Es la ley.
¿Qué extraña enfermedad azota las oficinas de las empresas de telefonía, qué sustancia u organismo ponzoñoso infecta el aire que en ellas se respira para que todas, y todos, sus tele-operadores se hayan vuelto totalmente memos? ¿Por qué no entienden que solo quiero darme de baja? ¿Es que cobran por entretenerme agarrado al teléfono? ¿Por qué me llaman una y otra vez para ofrecerme otro producto, otra forma distinta de robarme? ¿Por qué me llamas? ¿Es que me conoces de algo? Déjame en paz. No me llames. Que no quiero ser tu amigo. Que no me importa esa fabulosa oferta de tu mierda de compañía. Que, si te aburres, no molestes. Que si te tuviera aquí cerca, en lugar de en esa covacha de ladrones en la que te ganas la vida, te ibas a tragar el telefonito. Que no jodas más, hombre. Lo normal sería que nadie te molestara con llamadas a menos que tú lo quisieras, pero seguramente para que esto sea así, tendrás que apuntarte en alguna lista especial (que no conozco) y si no estás en esa lista, ellos pueden molestarte a sus anchas. El mundo al revés. Todo el mundo a sacarse las muelas del juicio. Y te las vamos a sacar. Porque como no has dicho que no, es que sí.
Es imposible defenderse de los abusos de estas “corporaciones del ansia”, es imposible que no intenten siempre apoderarse de tus escasos dineros con tretas, artimañas y componendas “legales”. Es imposible porque es la ley quien lo permite. Y esto es así porque quienes hacen y aplican las leyes, que deberían defender nuestros intereses, se alimentan en los pesebres que estas corporaciones colocan en su corral y, allí, engordan, aprenden, cambian, evolucionan conceptos y redefinen palabras.
Pero en el diccionario sigue viniendo bien clarito el significado. Ladrones. Estafadores. Usureros. Robar. Estafar. Usurear. Pero que bien claro.
Pero no lo voy a hacer, no lo voy a escribir. Estamos en navidad.
Haya salud y suerte.
Dios mío que vedad más grande!! Ponga un operador en su vida…, si no lo quiero, es más lo detesto, no deseo que me llamen y mucho menos tener la necesidad de llamarles yo a ellos porque sé con certeza que no me van a solucionar nada, que me tengo que tragar dos veces enteras la canción de marras y cuando cuelgue, sin solucionarlo y con ganas de darme de baja en la luz, agua, teléfono, gas y resto de productos (que hasta para darte de baja te lo hacen imposible) resulta que lo único que he conseguido es una mala leche y un vinagre que te dura tres días. Te ha costado más la llamada que lo que reclamabas, se te ha abierto la úlcera sin permiso, te han chuleado y no te han devuelto lo que te habían cobrado de más, que ya ni te acuerdas lo que era ni casi para qué llamabas. Es así de triste pero leerlo en palabras de otro da una jartá de risa. Feliz Año chambombo
Creo que a todos nos ha tocado un poco ( o un mucho ) de todo ésto. Lo defines estupendamente, son una banda de estafadores ,mentirosos,usureros ,…. Todos sin excepción. Lo peor de todo y en ésto estoy completamente de acuerdo con el comentario de Elvira, es que, cuando te ocurre cualquier percance y tienes que reclamar algo, no solo no solucionas nada sino que te pone una mala baba que no hay quíen te aguante.
Estoy de acuerdo con lo que habéis dicho, en la mayoría de los casos es así, pero quiero romper una lanza en favor de las excepciones, que también las hay. Conozco gente que ha sido despedida por no ser agresiva en las ventas, que cobran una miseria y aguantan jornadas interminables delante de una pantalla de ordenador hablando sin cesar y con una máquina que les carga las llamadas y no saben a quién llaman hasta que la persona responde.
Gente que aguanta insultos, gritos y toda clase de barbaridades, porque aunque os parezca mentira, los clientes no son precisamente santos tampoco.
La sociedad está desquiciada y esto sólo es una de las facetas de su locura.